Hacerse mayor
Ni Uri ni yo somos tan rápidos como solíamos. A mí me frena una rodilla, la derecha. A él le flaquea la columna a la altura de los cuartos traseros. Y para Uri resulta mucho peor. Porque ya no festeja sus noches corriendo de aquí allá. Recuerdo cómo a horas intempestivas trotaba siempre por casa con su pelota favorita y esa gran lengua de sofoco asomándole a un lado de [...]